lunes, 4 de mayo de 2020

Jn 10,11-18. Cuidados




11Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; 12el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; 13y es que a un asalariado no le importan las ovejas. 14Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, 15igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. 16Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. 17Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. 18Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Quien más quien menos todos necesitamos que nos cuiden. A unos más y a otros menos, alguien nos pide que lo cuidemos. Pero también son muchos los que conociendo esta necesidad humana se ofrecen para cuidarnos.

No todos lo hacen con buena intención, aunque no falten las buenas caras y maneras.  En tiempos, como los presentes, en que somos más vulnerables, los estafadores parasitarios de las debilidades humanas abundan e incluso pueden salir en la televisión.

Sin embargo, el verdadero cuidador se distingue por el límite que está dispuesto a traspasar, por aquello que no se ahorra en sacrificar por aquél por quien vela. De estos hemos tenido grandes ejemplos a lo largo de estos días, a muchos mucho hemos de agradecerles. Y también hemos podido descubrir a otros en los que, llegada la hora de la verdad, afloraba su verdadero interés, por más que intentaran esconderlo con cosmética mediática y propagandística.

Pero el cuidado que podemos dar los hombres es siempre limitado, por grande que pueda ser el sacrificio. Por importante que sea la salud, la seguridad, la comida, el trabajo, la enseñanza, etc. son solamente aspectos parciales de nuestra vida.

El único que nos puede cuidar en la totalidad que somos y dándose en la totalidad que es ése es Jesús.

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