lunes, 27 de abril de 2020

Jn 6,22-29. Jesús sin más




22Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. 23Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. 24Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. 25Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». 26Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. 27Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios». 28Ellos le preguntaron: «Y ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». 29Respondió Jesús: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».

Buscamos muchas cosas en medio de esta situación de pandemia, sobre todo, en general, que la misma termine. Pero cada uno tendrá su búsqueda particular: una mascarilla, una protección digna para trabajar, que le den el alta en el hospital, un capellán que lo atienda, la urna donde están las cenizas de su madre para poderle dar un digno entierro, ingresos, algo que comer,...

Algunos buscan a Jesús, algunos lo habían buscado antes, algunos lo habían encontrado... o creían haberlo hecho.

Algunos creían haber encontrado a Jesús porque parecía que se ajustaba a su proyecto, a lo que buscaba, pero, en realidad, no buscaba a Jesús, sino a quien le garantizaba algo de lo que había ideado para sí. Y ahora ese Jesús ya no le vale, porque era una pura invención, una filfa. No era Jesús en tanto que Jesús, sino Jesús en tanto que me convenía, en tanto que daba o parecía que daba de comer a sus deseos.

También hemos podido oír de Jesús cosas y podemos estarlo buscan en tanto que pueda sacarme del apuro. Pero no a Él en tanto que Él.

Y a unos y a otros Jesús los ha encontrado no estando ahí donde se podría creer que estaba, no ajustándose a sus expectativas. Su ausencia, su silencio, su vacío gritan más su presencia que cualquier boceto que uno se pueda hacer de Él.

Jesús en tanto que Jesús, Jesús en tanto que el enviado del Padre.

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