viernes, 24 de abril de 2020

XII - Jesús entrega a Pedro el pastoreo de sus ovejas. Jn 21,15-17


Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas.

Sólo cuando se ha visto amado, sin ningún reproche, amor redentor y salvador, sólo después de haber compartido el almuerzo, de verse no solamente amado, sino amado con otros, es cuando Jesús le pregunta por su amor.

Tres veces preguntado. Una pregunta reiterada con modulaciones que poco a poco le van llevando a la verdad de su amor hacia Jesús y de la fragilidad del mismo. Amor y verdad van cogidos de la mano.

Sobre esa tierra preparada durante años y que ahora recibe las últimas atenciones del hortelano es donde planta Jesús la tarea, el encargo por aquellos con los cuales Pedro se ha sabido amado y a los cuales Jesús también ama.

A pesar de nuestras debilidades y traiciones, Jesús nos ama. A partir de lo poco que somos, a base de amor redentor y salvador, Jesús nos va cultivando, para que crezca en nosotros su amor y encargarnos, desde ahí, tareas de amor para con otros.

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