sábado, 3 de marzo de 2018

María Magdalena

María Magdalena (2018) es una película con una producción notable: magníficos exteriores, buen trabajo digital, estética cuidada, iluminación, etc. Pero esto no basta para hacer una buena película. En la historia del cine, hay grandes películas con bajísimo presupuesto y viceversa. Garth Davis se queda en tierra de nadie, pues no parece que su trabajo vaya a satisfacer ni al que busque una buena película, con independencia de su contenido, ni al que preste atención a qué se dice ni siquiera al que trate de pasar un rato entretenido.

Pese a los innegables méritos de la película, narrativamente resulta pesada, falta de interés, con escasa profundidad en los personajes, pese a que algunos realicen buenas interpretaciones.

Con todo, lo más flojo de este largometraje es la historia que se cuenta. Ciertamente hay una historia, pero eso no quiere decir que se compadezca con la Historia. El guión está basado en fuentes apócrifas. Desde un punto de vista histórico, el uso de las mismas, en principio, no tendría que ser un problema. Sin embargo, son fuentes tardías e históricamente poco fiables, lo cual aconseja que el empleo de las mismas se someta a seria crítica y se subordine a las más antiguas y fidedignas.

Pudiera pensarse que se fuera a contar la historia de Jesús desde la perspectiva de María Magdalena, sin embargo, lo que uno se encuentra en la pantalla es con la historia de un Reino de Dios gnóstico visto desde el punto de vista de ese personaje. En esa historia, Jesús es un eslabón más en la tradición, ciertamente el más destacado, pero uno más. Él recibió la iniciación en esta tradición de manos de Juan Bautista y, por su parte, lo hace con María Magdalena: se trata de una apertura de la visión.

En los acontecimientos que tienen lugar en esta historia, ciertamente hay muchas cosas que recuerdan lo que de verdad hizo Jesucristo, pero tenemos, por ejemplo, un Padre Nuestro sin Padre; una última cena sin institución de la Eucaristía ni lavatorio de los pies, bueno, sí lo hay, pero es María Magdalena la que se los lava a Jesús en una sala donde no hay nadie más; hay bautismos, pero significativamente lo son en el Espíritu, la luz y el fuego; la enseñanza principal de Jesús es la actitud ante los acontecimientos; etc.


La faena se remata al final. Jesús, que en ningún momento presenta visos de ser Hijo de Dios, pese a que lo grite un personaje, resucita, pero solamente se le aparece a María Magdalena. Ésta no solamente es la única iniciada en la tradición y la única que lo ve resucitado, sino también la única que entiende el mensaje de Jesús. Pedro no es malo, sencillamente no capta; cree a la Magdalena cuando le anuncia la resurrección, pero no acepta el mensaje. De modo que él y los demás apóstoles van a anunciar el suyo propio, es decir, la Iglesia a través de los siglos, no por mala intención, sino por falta de luces, va a comunicar un mensaje falso. Mientras que María Magdalena continuará con la tradición recibida, que subterráneamente atravesará los tiempos para que finalmente haya un gran florecimiento.