sábado, 5 de marzo de 2011

Antífona de entrada TO-IX / Salmo 25(24),16.18

Mírame, ¡oh Dios!, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados, Dios mío (Sal 25, 16.18).
Con el salmista, comenzamos atrayendo la atención de Dios y pedimos lo que necesitamos a quien tiene puesta ya su atención en nosotros y sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Hasta el Padre Nuestro está lleno (7) de peticiones. Ambas cosas nos enseña Jesús: a pedir y que el Padre sabe sobrada y eternalmente lo que necesitamos.

Una paradoja más de entre las que llenan los evangelios y que nosotros tratamos de planchar, quitarles cualquier desajuste que pueda molestar a nuestra razón y, por tanto, intentar que dejen de ser paradojas. La paradoja siempre es una llamada a salir de donde se encuentra uno, del horizonte pequeño en que se halla, para subir a una colina más alta que nos amplíe el espacio al que nuestra visión pueda llegar.

Qué hermoso pedir a quien sabe que necesitamos lo que le pedimos. No es superficial hacerlo. La Eucaristía es escuela de oración y aprender a orar es aprender a hacer propio el deseo de Dios. Él desea perdonar y nosotros ni siempre queremos serlo ni con total intensidad cuando es así. Porque necesitar no es lo mismo que desear. El deseo de Dios es mi necesidad. Y en la donación hay convergencia de deseos, del que quiere dar y del que recibe.

La verdadera oración pide lo que Dios quiere dar, por eso es poderosa. Y el primer milagro está en hacer de nuestra necesidad deseo que se vierta en oración hablada o gemida. Oración que encuentra al deseo que siempre estaba ahí, el de Dios, esperando y despertando nuestra querencia para convertirla en riqueza.

1 comentario:

Ana dijo...

Necesito subir a una colina más alta para ver, me miro los pies estoy descalza, a mi alrededor el suelo está lleno de... espinas, cardos, piedras afiladas, la oscuridad me envuelve tan deprisa que ya ni puedo ver mis pies.
"el primer milagro está en hacer de nuestra necesidad deseo que se vierta en oración hablada o gemida"