jueves, 10 de junio de 2010

Antífona de entrada. Sgr. Corazón/Salmo 33(32),11.19

Los proyectos del corazón del Señor subsisten de edad en edad, para librar las vidas de sus fieles de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre (Salmo 33(32),11.19).
Nuestros planes están sometidos a mil avatares, las circunstancias constantemente los ponen en cuestión. Unas veces los obstáculos se convierten en nuestros aliados, pues nos llevan a descubrir lo ilusorio, absurdo, imposible o malo de nuestras ideas y, gracias a ello, nos encontramos con la posibilidad de renunciar a nuestros planes. Otras veces las dificultades y la adversidad nos llevan a prescindir de lo bueno. Adán en el paraíso, renunció a que su plan sobre él fuera el de Dios.

Los proyectos de Dios son imperturbables, gozan del realismo divino. La fidelidad de Dios es su firma en la gran Historia del hombre y en nuestra pequeña biografía personal. Tras el pecado de Adán, los planes de los hombres chocan con el plan de Dios, porque nacen de nosotros. Esto nos produce sufrimiento, parimos con dolor, trabajamos con sudor. Pero esto es una bendición, porque nos descubre que no somos dioses, que nada valioso tiene su origen en nosotros. Y, por ello, tenemos la posibilidad de, palpando la humillación que supone el fracaso, buscar el verdadero hontanar del sentido de nuestra vida.

Salvados por Cristo, nuestro caminar está amenazado por la muerte del alma, que es el pecado, y por el hambre. En la Eucaristía, los fieles celebran el proyecto del corazón del Señor sobre nosotros: ser hijos con el Hijo. En ella, frente a la muerte, se nos ofrece la vida divina, frente al hambre de divinidad, el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

4 comentarios:

Angelo dijo...

Me ha ayudado mucho lo de que los obstáculos se convierten a veces en nuetros aliados y todo lo que sigue...
Menuda reflexión nos ha ofrecido hoy, ni una frase que pueda desperdiciarse. Gracias.
En la clausura de este año sacerdotal, reitero una vez más mi oración diaria por Ud.
Un abrazo

Alfonso Gª. Nuño dijo...

Angelo, perdona que haya tardado tanto tiempo en contestarte, pero he estado muy liado.

Lo que los hombres solemos llamar adverso SIEMPRE es un regalo que Dios nos ofrece. A veces, no siempre, nos alimentamos con esa palabra que se nos da, pero no siempre vemos el amor de Dios en todo. Necesitamos que Jesús nos devuelva la vista.

¡Qué dicha la de los mansos, la de los que no se rebelan contra la historia que Dios va escribiendo de ellos, la de quienes acogen su amor hasta en lo adverso!

El arte del maestro espiritual está en saber enseñar a quien se confía a él a ver el amor de Dios en todas las cosas. Lo cual no consiste en aprender a poner esa etiqueta a todo, sino en purificar el corazón para que la atención interior no esté en lo finito, sino que esté en lo eterno, en Dios. Para verlo en todas las cosas y todas, hasta las adversas, hasta el mal que me hagan, en Él.

He aquí la vía del guerrero. Entonces, cuando algún adversario intenta dañarnos, cuando alguien o algo nos ataca, lo que espontáneamente brota en nuestro interior, sin esfuerzo y como por connaturalidad, es amor al enemigo. Todo oponente ha desaparecido, todo es ocasión para la cruz.

nerea dijo...

Gracias Don Alfonso y Angelo:
¡Qué dicha la de los mansos, la de los que no se rebelan contra la historia que Dios va escribiendo de ellos, la de quienes acogen su amor hasta en lo adverso!
Esto esta clarísimo nuestra Señora es nuestro referente, es nuestra maestra, quien mejor que ella con corazón manso y humilde, y Dios va haciendo su obra.
Solo me queda decir, haz tu Señora mía, si es que soy digna de ti, la obra de su amor en mi.

Anónimo dijo...

Buenos dias D Alfonso, que grato haberle encontrado a traves de Angelo y de una madre agradecida.

Este post me llega al corazon, porque Dios en su infinita bondad hizo para que le encontrara y esta mujer que antes respondia a los ataques como una fiera enjaulada, hoy se abraza al silencio, a la mirada tierna y al amor espontaneo por el que me hiere. Sobretodo por ellos.

Me falta tanto que aprender que a veces me angustio, estoy aprendiendo oraciones que se me olvidaron hace anyos, pero veo tan claro el camino de Dios que en mi ignorancia soy hasta feliz.

Gracias por estar.