sábado, 26 de febrero de 2011

Antífona de entrada TO-VIII / Salmo 18(17),19s

El Señor fue mi apoyo; me sacó a un lugar espacioso, me libró, porque me amaba (Sal 18,19s).
La participación en la Eucaristía no es sin más algo que nazca en el vacío, hay un pasado de misericordia sobre el cual es, para cada uno, posible. El hombre vive en la ilusión de hacer pie en algo sólido. Cada quien edifica su vida sobre lo que considera que le va a aportar robustez. Pero ésta, a lo más, es solamente aparente. La ruina de nuestras construcciones nos dejan desorientados, a veces en medio de un gran sufrimiento. Pero la ruina de lo que creíamos era seguro nos abre la interrogación sobre el fundamento de nuestra existencia. Podemos volvernos a engañar o desesperar, pero ese vacío es ocasión para tomar firmeza en la firmeza misma, que es Dios, y que así se nos ofrece.

Ese apoyo nos saca de la angustia. Toda vida humana está marcada por ella, por el miedo a la muerte. Y solamente Dios nos puede sacar de esa angostura y llevarnos a la anchura de la dilatada vida de los hijos de Dios. De la estrechez de la esclavitud del pecado es el Señor quien nos saca no a la amplitud del desierto del Sinaí para emprender un éxodo hacia una tierra de este mundo, sino que nos pone en marcha en la holgura de la gracia hacia la vida eterna en su amor.

Y todo por amor, porque me amaba. Un amor que habiendo sido así, puro de eternidad pura, viene al recuerdo no en su ausencia sino en su presencia, nunca amenazada por el futuro y, por ello, amor preñado de esperanza en su constante permanencia. La memoria de su misericordia no es sino manifestación de su presencia prometedora.

En la celebración, nos encontraremos con esa misericordia anchurosa que nos salvó, pues nuestro apoyo fue la Pascua del Señor, y que nos regala divino amor que llena de esperanza en una vida en Él por toda la eternidad.

7 comentarios:

MJ dijo...

Me ha recordado el post de hoy a la historia de Aron Ralston de la que han hecho una pelicula para los Oscars que se llama 127 horas.

Bueno, la historia es de un jovenzuelo, muy agil y deportista que se decia; lo puedo todo, pues esa era su experiencia. Un dia, explorando un Cagnon se quedo atrapado dentro, no porque fuera dificil salir sino porque una mano se le quedo atrapada por una piedra...No os cuento mas. Pero es el contraste entre la estrechura, la angustia y la amplitud fuera del agujero ese...Ni que decir tiene que la inspiracion de como salir y que hacer yo creo (y el tambien dice en una entrevista) es el resultado de las oraciones de su madre. Ahora os busco el trailer.
Bueno pues tu dices que vivir en la Gracia es como salir de la estrechura de la vida humana

Unknown dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=K9b-8mGf8iQ&feature=related

Unknown dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=K9b-8mGf8iQ&feature=related

Giocondo dijo...

sí el chico se amputó el brazo con un cuchillito de montaña para poder salvar la vida , lo cuenta muy bien él mismo en el video ...cómo su madre lo salvó por la oración

una madre agradecida dijo...

¿Donde está esta iglesia?
¿Quién es el caballero decapitado enterrado a la derecha?
¿Quién la martir de la rueda de la izquierda?
Perdóneme por tanta pregunta, pero me ha atraído esa iglesia.

Alfonso Gª. Nuño dijo...

Es la Catedral de Münster, la ciudad donde se firmó la paz de Wesfalia.
La mártir es Sta. Catalina de Alejandría.
La de la derecha parece la escena de un martirio, con un caballero arrodillado y rezando a la derecha del conjunto; seguramente el que pagó el altar. No lo veo bien, pero no es un decapitado, está boca arriba. Pudiera ser más bien, por la postura, S. Lorenzo; aunque no me atrevo a afirmarlo, pues no aprecio bien los instrumentos del martirio.

una madre agradecida dijo...

Gracias.
Veo que me queda un poco lejos para ir a rezar allí. Al mirar la foto me ha parecido que estar allí sería como estar fuera del tiempo.
Me gustaría poder ver el crucifijo más de cerca.
Preciosa la imagen de Sta. Catalina.