martes, 19 de enero de 2010

La decisión de Anne


La decisión de Anne (My Sister's Keeper) de N. Cassavetes (2009) es una película que, en principio, presenta una historia que puede resultar interesantes por la temática que trata, pues, además de la importancia de ella en sí misma, podría dar pie a tratar cuestiones concomitantes de gran peso en nuestra época. Sin embargo, el que uno se proponga tratar seriamente un tema disputado socialmente y cerrado en falso –esto es ya un mérito en comparación con la ramplonería habitual del cine español– no es garantía de que el resultado esté a la altura. En este sentido, ni por el guión ni por la dirección se puede decir que ésta sea una película lograda.

Abordar algunos de los conflictos que llevaría consigo una hija diseñada genéticamente para ser utilizada terapéuticamente en beneficio de otro hijo es, sin duda ninguna, ocasión para poner sobre la pantalla algunas de las cuestiones que más nos urgen resolver socialmente. Sin embargo, al final, uno sale de la proyección con la impresión de que todo ha quedado sólo anunciado, que nada se ha afrontado en profundidad, que... Y no lo digo por el dualismo antropológico que destila toda la película, porque cualquier postura puede ser tratada a medio gas.

Bueno, quién sabe, a lo mejor pueda haber, a no poco tardar, un director y un guionista, cada uno en su faceta, que sepan ahondar de verdad, que nos den personajes de talla, que de veras pongan ante nosotros el drama de ser hombre hoy en día. Y no me importa que no esté de acuerdo con su postura, pero que me dé una palabra de peso; pues éstas son las que nos hacen crecer, son las que nos enriquecen y hacen madurar nuestras convicciones, aun en la discrepancia.

Con todo, la película da qué pensar. La falta de hondura es ya un síntoma social. Pero, sobre todo, lo más llamativo para mí de la cinta es la orfandad de nuestro mundo. Desechado el cristianismo, el hombre se queda con los mismos problemas o incluso los aumenta con sus vanos intentos de perfeccionar desde sí mismo el mundo, como es el caso de la manufactura de seres humanos. Y, con las preguntas irresueltas, tiene que tantear respuestas sobre todo, cuestiones morales, antropológicas, escatológicas, etc. Y lo tremendo es ver cómo serán soluciones aparentes, en no pocos casos, una ilusión para no sentir el dolor de ser hombre lejos de Dios. Es interesante cómo la cruz aparece desdibujada en la película, sobre todo en un cuadro que está en el control de enfermeras del hospital o en la puerta o la irrelevante figura del clérigo en el entierro.

Nuestro mundo sigue con las preguntas. ¿Por qué no le interesan nuestras respuestas? ¿No será que se las ofrecemos desgajadas de la entraña de la pregunta y del manantial de la respuesta?

4 comentarios:

MJ dijo...

Mira que me cuesta decir esto eh? pero creo que es verdad que Los hijos no son de los padres, no son una propiedad. Los hijos son de Dios. El "producto" hombre no es una obra del hombre ni siquiera de si mismo, parece que la pelicula saca a la niña de ser posesion de sus padres a ser posesion de si misma, con lo cual se queda con el mismo drama. Si este autor cuenta la historia con ligereza es que es un tipo un poco frío, la verdad, porque una PELICULA FAMILIAR NO ES SACAR UN TEMA COMO SE DEBATE EN EL SENADO, pero con un poco mas de empalago y lacrimosidad. Mira que hay peliculas aparentemente intrascendentes y que apuntan de lleno A UNA VERDAD DIVINA PERO QUE ES HUMANA y precisamente encarnada en esos personajes los trasciende. Pero bueno, como en todas las profesiones y artes los directores de cine pueden ser superfluos y no llegar a la altura porque no han conocido a Dios en el terreno de l que tratan en una pelicula y no lo saben plasmar,
A mi me parece que los padres mas bien les pertenecemos a los hijos y por eso Jesus dijo: "Ahi teneis a mi Madre" , la madre que estaba allí a lo que Dios quisiera de Ella, en este caso Inmaculada

RockyMarciano dijo...

Es significativo el título inglés de la película. My sister's keeper se traduce por el guardián (o guardiana) de mi hermana. De igual modo que Caín pregunta a Dios "¿acaso soy el guardián de mi hermano?", Anne dice -¿a quién?- que no quiere ser garante de la vida de su hermana, cuando se niega a donar un riñon y pleitea por su "emancipación médica".

La referencia bíblica se ha omitido en español, lo que -además de complicarnos la vida a los cinéfilos con estos cambios- trasluce seguramente la poca importancia de la Palabra de Dios para la sociedad española, ya sea real, ya impuesta sesgadamente por el distribuidor.

Es lástima que, al no haber visto la película, me resulte casi imposible saber cuáles son los elementos o escenas que a D. Alfonso le motivan sus comentarios y opiniones, seguramente bien fundados.

He debido buscar algunas críticas más ilustrativas, que cito.

Teresa Ekobo, en Alfa y Omega:
[...] Pero la batalla, por la vida que está en el centro de la historia es el motor que evidencia la falta de significado en las vidas de sus protagonistas, dando lugar a que la enfermedad sea algo que pueda destruirles. Abundan las referencias a la desesperación, al suicidio...
Sin embargo, no se puede dejar de valorar cómo la película muestra que la ingeniería genética está claramente en contra de la naturaleza, tal y como admite en una secuencia Brian, el padre. Y además permite comprender que la desesperada lucha por preservar a Kate, a toda costa, no sólo se debe a la voluntad de salvarla, sino también a la imposibilidad de encontrar un significado a la muerte y, por consiguiente, a la vida.


Carolyn Arends en Christianity Today (la traducción es mía):
[...] Y la película intenta ser algo más que un melodrama, suscitando temas candentes como la ética de la ingeniería genética y el derecho a una muerte digna. De nuevo, la película no está a la altura de su potencial, juegeteando con Grandes Ideas más que nada como trucos para hacer avanzar la trama. Un final significativamente distinto del de la novela deja a los espectadores con algunas conclusiones muy genéricas sobre que la muerte forma parte de la vida y vagas nociones sobre la esperanza en el más allá. El público se sentirá aliviado al recibir cierta esperanza, pero molesto por la irritante conciencia de que podría -y debería- haber habido más.

Alfonso Gª. Nuño dijo...

No quisiera fastidiar la película a quien quisiera verla. Así que solamente voy a decir lo siguiente: Anne se niega a donar el riñón no porque no quiera ser la guardiana de su hermana, sino precisamente porque asume el papel de tal.
De acuerdo con las dos críticas cinematográficas citadas. Mi entrada, por cierto, no pretendía serlo, era solamente un comentario a unos contertulios de blog tomando pie en lo que me pareció más interesante.

zaqueo dijo...

clkingstEl mundo no conoce a Dios y por eso no le interesan las respuestas que da Dios a través de la Iglesia.

Nosotros, los que nos llamamos católicos, no hemos aceptado ENTERA la doctrina que forma una unidad en sí misma y no sirve para remendar lo viejo, por ello nuestras palabras y obras no interesan a nadie.

Como Ud. bien dice se las ofrecemos desgajadas del manantial de la respuesta.