Bendito sea Dios Padre, y su Hijo Unigénito, y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros.La antífona de esta hermosísima solemnidad es una de las pocas que no está tomada directamente de una página de la Escritura, sin embargo está preñada de sabor bíblico, es un pequeño destilado de la revelación divina que cobra una extraordinaria fuerza en el contexto litúrgico.
Los creyentes lo hacemos todo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; así comenzamos las celebraciones y, cómo no, la Eucaristía. Pero no solamente la Santa Trinidad está en el origen de todo ni es únicamente en donde todo sea posible, sino que es el fin último de la vida de fe y de lo creado.
En la Eucaristía, tiene lugar la obra de nuestra redención y, por ello, ahí palpamos la misericordia de la Trinidad para con nosotros. En la misa, vivimos y celebramos la salvación de nuestros pecados y la gracia para nuestra divinización. La compasión divina no solamente, por medio de la Cruz de Cristo, nos limpia de nuestros pecados, sino que nos lleva más allá de lo que naturalmente somos.
Hubiera sido suficiente que Dios nos hubiera liberado del mal para estarle agradecidos eternamente, pero cuánto más lo hemos de estar porque no le ha bastado a la Trinidad que fuéramos hombres sin pecado, sino que ha querido también divinizarnos, hacernos hijos de Dios. Por esta gran misericordia bendecimos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Y esto es otro gesto de su amor. No solamente nos salva, sino que también nos da la Eucaristía para que podamos bendecir al único Dios, a las tres divinas personas en una única bendición.
Hubiera sido suficiente que Dios nos hubiera liberado del mal para estarle agradecidos eternamente, pero cuánto más lo hemos de estar porque no le ha bastado a la Trinidad que fuéramos hombres sin pecado, sino que ha querido también divinizarnos, hacernos hijos de Dios. Por esta gran misericordia bendecimos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Y esto es otro gesto de su amor. No solamente nos salva, sino que también nos da la Eucaristía para que podamos bendecir al único Dios, a las tres divinas personas en una única bendición.
[Comentario a la antífona de comunión podéis encontrarlo aquí]
4 comentarios:
La Trinidad:
Me encanta el icono de Andrei Rublev.
Y ese diálogo que entablan los personajes, tan solo mirándose es impresionante es un gesto de amor y comunión.
Hay una película que se rodó, sobre su autor, lleva su mismo nombre, la película empieza en blanco y negro y cambia de color cuando se presenta el icono de la Trinidad, no la he visto aún… la estoy buscando.
La película es de Andrei Tarkovski y se titula Andrei Rublev.
Aquí se puede comprar:
La película Andrei Rublev, por separado.
Y en una colección de Tarkovsky.
Gracias, Rocky y Don Alfonso, por el dato, tengo tanta ilusión por verla
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