domingo, 21 de junio de 2009

Antífona de comunión TO-XII.1 / Salmo 145,15

Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú les das la comida a su tiempo (Sal 145,15).
En esta ocasión, con palabras del salterio, el sacerdote, si no hay un canto de comunión o la antífona no la recitan los fieles, después de haber comulgado y antes de distribuir la comunión, dirige una oración al Señor presente sobre el altar.

Estas palabras son un acto de fe implícito en la presencia eucarística del Señor; si no fuera así, si no hubiera nadie a quien hablar, sería pura palabrería. Por ello, sería conveniente que se dijeran mirando a las especies sacramentales, pues, ya no son pan, sino Aquel a quien se dirige esa oración. Esa mirada del sacerdote, a su vez, debería de ser expresión de la actitud de toda la asamblea, de "los ojos de todos". Miradas expectantes y anhelantes. Todos aguardan, porque todos tienen hambre de eternidad, pero es una necesidad que aguarda porque tiene esperanza en el único que puede saciarla.

De modo que la antífona es, a la vez, un recordatorio de la actitud adecuada. En este caso, una llamada a situarnos desde esa esperanza. Quien va a comulgar es un pobre que necesita algo, pero, a la par, es alguien muy rico, pues tiene en posesión de esperanza aquello que precisa. Después del Agnus Dei hay un momento de silencio -o debería de haberlo- en el que tanto los celebrantes como el pueblo, en oración, se preparan para comulgar. La escucha de la antífona es un buen momento para acrecentar esa preparación previa.

Estas palabras son un acto de fe no solamente en la presencia eucarística, sino también en que es el Señor el que se da a sí mismo. El sacerdote es solamente un ministro. Quien da de comulgar es Jesús y es a Él a quien nos acercamos. Los ministros están llenos de defectos, pero no son sus méritos los que dan de comer al Señor, sino que es Él mismo el que lo hace. Para los ministros de la comunión, es una llamada a la humildad, a desaparecer, para que el protagonismo lo tenga solamente Jesús.

Y, en estas hermosas palabras, hay también un acto de fe en la Providencia. El Señor lo hace todo bien. Lo que necesitamos, tanto lo material como lo espiritual, nos lo da a tiempo. Si necesito adversidad, me la da a tiempo; si necesito consuelo, también.

2 comentarios:

MJ dijo...

Hola Alf..Si Dios nos manda lo que necesitamos a tiempo..yo es que debo estar muy necesitada, no se como seguirle el ritmo..Madre mía cuatro suegros (estoy exagerando porque nadie tiene cuatro suegros) queria decir cuatro niños y dos suegros bajo mi techo en la semana de examenes del colegio..genial
Sólo quería compartirlo con vosotros, para hacerme la interesante en el día de hoy, 21 de Junio de 2009

Vamos, nada comparado con la tempestad japonesa que nos pintaste ayer..el "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh" hay que mandarselo también al Señor, porque que yo sepa a nadie mas le interesa..Yo era por llenar el blog hoy con un par de cosillas-si son muy superfluas no me publiques

Veremos juntos el video del Evangelio Puppet. Gracias

Alfonso Gª. Nuño dijo...

Lo más concreto suele ser lo más universal. Un poco de salero cotidiano le viene muy bien a esta tertulia.