La entrada de ayer y la oportuna pregunta de David J. Santos me hicieron recordar un apotegma de los padres del desierto.
Abba Bané preguntó un día al abba Abraham: “¿Un hombre que está como Adán en el paraíso tiene necesidad todavía de pedir consejo?”. Y éste le dijo: “Sí, Bané, porque si Adán hubiese pedido consejo a los ángeles: «¿Puedo comer del árbol?». Ellos le hubieran dicho: «No»”.
Cuando probablemente aún no era un abba, sino un ermitaño que estaba todavía en los comienzos de la vida espiritual, Bané le pidió consejo a abba Abraham. En la vida práctica, es decir, en los comienzos de la vida espiritual, el combate no está centrado en evitar el mal patente, sino que la lucha interior se enfoca ya en la purificación del corazón. El abba, el padre espiritual, que no es un teórico, sino alguien que ya pasó por ahí y está donde el principiante quiere llegar, le enseñará el arte de la guerra invisible. Lo mismo que no bastan las dotes naturales, sino que hay que aprender a usarlas y ejercitarlas para poder llegar a rendir frutos de ellas, algo así pasa en la vida espiritual. No basta la gracia. Esta nos dota de lo que no teníamos antes, pero Dios nos da piernas para que nosotros aprendamos a andar y caminemos.
Cuando, después de muchos combates llevados a cabo con la gracia y con una creciente pericia, el corazón queda purificado, entonces el que era principiante pasa a una situación de apatheia. Su corazón no está apegado a nada, su única riqueza es Dios y todo lo demás cobra relieve en función de Él. Entra como en una vida nueva. S. Ignacio de Loyola habla del segundo grado de humildad y Sta. Teresa de un gusano que se transforma en mariposa. Se trata de una situación de una gran libertad, ante todo libertad-de todo afecto desordenado. Es como haber vuelto al Paraíso.
Y aquí viene la pregunta de Bané. ¿Cuando alguien está como Adán en el Paraíso es necesario aún el maestro espiritual? No es menester repetir la hermosa contestación. Aunque ya se sea un maestro, no se está en el cielo. Todavía es necesario el consejo, porque podemos seguir siendo tentados y porque el crecimiento espiritual continúa. Por delante está pendiente el tercer grado de humildad, donde la libertad será mayor, sobre todo libertad-para la Cruz.
Doroteo de Gaza decía: "¿Viste caer a alguno? Pues eso ha sucedido porque se ha dirigido a sí mismo. Nada hay más grave que dirigirse a sí mismo, nada más fatal". ¿Y quién nos puede guiar? Algunos saben cosas de moral, pocos de espiritualidad, menos aún son los que tienen experiencia en las cosas del espíritu. Si tienes el anhelo de crecer, pídele a Sta. Teresa que te alcance la gracia de encontrar a alguien que te enseñe.
11 comentarios:
lo que pasa es que todo eso da siempre mucho miedo e inseguridad , los demás son mejores , se van a reir de mí , encontrar un maestro que no se ría de todo aunque para sí ,por dentro ,debe ser difícil , yo todavía no he encontrado a ninguno
Querida Mónica:
Entiendo tu dificultad. Pasa por encima de esos pensamientos. Dios tiene más interés que tú en que encuentres un maestro. ¡Pídeselo!
Es necesario ser humilde y sencillo, entonces Dios te hablará por boca de tu maestro, porque el único maestro es Él.
Y si se rie, quizá será porque necesites aprender a reirte de ti misma. Recibelo todo como regalo de Su mano.
Un abrazo.
Hola Monica,
Pues yo creo que tienes muchos maestros y muy buenos todos..(??) Tu libertad está ahora en elegir..y acógete a todos los santos, Santa Teresa..
Mi pregunta es sobre Eva, pobrecilla engañada, creyo que era un maestro quien le ofrecia el fruto prohibido? Debio saber que No hay maestro que contradiga la Ley de Dios, la Ley Natural esta inscrita en nuestra conciencia antes que la tentacion..
Si el que se guia a si mismo va mal tambien es por esa desconfianza en nosotras mismas que podemos fiarnos de algo peor que nosotras..no?? ( hablo como mujer?)
Es por eso que muchas no se deciden a escuchar a los maestras del alma y la providencia Divina hace milagros malavares para ponernoslas delante
Santa Teresa habla muy llano, esta en la Tierra como tu y como yo y casi que no se olvida de mentar la providencia en todos los angeles que ella escuchó
Monski voy a tu blog
Sor Faustina Kowalska en su diario escribe:
"El alma debería rogar ardientemente por el director espiritual durante un tiempo más largo, y pedir a Dios que se dignara elegirlo Él Mismo. Lo que se comienza con Dios, será de Dios, y lo que se comienza con medios puramente humanos, será humano. Dios es tan misericordioso que, para ayudar al alma, Él Mismo le asigna un guía espiritual, y la ilumina de que, es aquél delante del cual ella debe revelar los rincones más secretos de su alma, como delante del Señor Jesús. Y cuando el alma reflexione y conozca que todo ha sido dirigido por Dios, pida ardientemente a Dios que le conceda mucha luz para conocer su alma, y que no cambie a tal director, a menos que haya una razón seria. Como antes de elegir el director espiritual rogaba mucho y ardientemente para conocer la voluntad de Dios, así también cuando quiera cambiarlo, ruegue mucho y con fervor para saber si es verdaderamente la voluntad de Dios de que lo deje y elija a otro. Si no hay una evidente voluntad de Dios respecto a esto, no lo cambie, porque el alma por sí sola no llegará muy lejos y Satanás quiere precisamente que el alma que tiende a la santidad se guíe sola, ya que entonces, ni hablar de que la alcance."
Sí, tenemos inscrita la ley natural, pero tiene que aprender a leerla alguien, cada uno de nosotros, que ha de empezar por desaprender la forma errónea que tiene de leer, pues no nacemos en el Paraíso. Pero no solamente leer la ley natural moral, sino más, también el diálogo sobrenatural con el Espíritu; aquello a lo que me mueve más allá de lo simplemente creatural.
Un buen maestro o director espiritual no es alguien que se limite a enseñar a distinguir lo bueno de lo malo -esto es casi algo de catequesis-, sino, sobre todo, el lenguaje de Dios, el discernimiento de espíritus. Para lo cual, es menester empezar por la purificación del corazón. Aquí el combate no es entre el bien y el mal patentes, sino ante el bien aparente, que es claro un mal latente.
La dirección espiritual propiamente dicha empieza sobre una determinada base. Si no se da ésta, por lo que habrá que empezar es por algo más elemental. Lo cual será otra cosa, aunque tendamos a meterlo todo en el mismo saco.
HOLA aLFONSO, PERDONA QUE HAYA TARDADO TANTO, ULTIMAMENTE ME LIO CON MAS CHORRADAS.... BUENO VOY AL MEOLLO.
EN MI CASO NO ES QUE SE RIAN DE MI, ES QUE ME ECHAN LA BRONCA, CON LO FÁCIL QUE ES DECIR CON AMOR CÓMO ENDEREZAR TU VIDA. EN FIN, YO POR SUERTE, Y POR AHORA, YA ENCONTRE MI GUIA, REZO POR TI MONICA PARA QUE LO ENCUENTRES.
BSS
COMENTARIO A "¿PUEDO COMER DEL ÁRBOL?" (1ª PARTE)
Estimado amigo, de su post se desprenden varios problemas que deberían ser resueltos antes de sacar las arriesgadas conclusiones que usted postula.
En primer lugar, habría que decidir qué entendemos por "maestro", por "sabio". ¿Quién posee la verdadera sabiduría? ¿Quién es más listo que los demás? Probablemente en asuntos técnicos pueda establecerse algún tipo de test, de prueba que nos permita asignar una medida al conocimiento de cada individuo, pero ¿maestros en la vida? ¡Áteme esa mosca por el rabo! El conocimiento de la vida es una cuestión de experiencia, si quiere usted podríamos aplicar el viejo refrán: "Del viejo el consejo", y su extensión jocoso-blasfema: "Más sabe el Diablo por viejo que por Diablo". Y poco más.
Así pues, su primer supuesto sobre la necesidad de solicitar de consejo al sabio queda gravemente dañado al no poder discernir con claridad quién es sabio y quién no.
Y en concreto, en el caso de nuestros Primeros Padres, ocurre que sí pidieron consejo al ángel más inteligente de todos: a Lucifer.
Se me podrá alegar que es un ángel caído, y yo responderé que eso no afectó para nada a su inteligencia, de hecho se admite que era el más perfecto de los ángeles; se me argüirá que, en realidad, el Diablo sabía que esa acción era equivocada, pero engañó a Eva por maldad. Y yo respondo que eso no fue así.
Leamos la historia:
La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: "¿Así que Dios os ordenó que no comieseis de ningún árbol del jardín?".
La mujer le respondió: "Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: ‘No comáis de él ni lo toquéis, porque de lo contrario quedaréis sujetos a la muerte’".
La serpiente dijo a la mujer: "No, no moriréis. Dios sabe muy bien que cuando comáis de ese árbol, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal".
(CONTINUARÁ)
COMENTARIO A "¿PUEDO COMER DEL ÁRBOL?" (2ª PARTE)
Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió.
Entonces se les abrieron los ojos [...]
Y el Señor Dios dijo a la mujer:
"Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; parirás a tus hijos con dolor.
Sentirás atracción por tu marido, y él te dominará".
Y dijo al hombre:
"Porque hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol que yo te prohibí, maldito sea el suelo por tu culpa. Con fatiga sacarás de él tu alimento todos los días de tu vida.
Él te producirá cardos y espinas y comerás la hierba del campo. Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!" [...]
Después el Señor Dios dijo: "El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre".
Entonces expulsó al hombre del jardín de Edén, para que trabajara la tierra de la que había sido sacado. Y después de expulsar al hombre, puso al oriente del jardín de Edén a los querubines y la llama de la espada zigzagueante, para custodiar el acceso al Árbol de la Vida.
(Génesis 3)
Así pues, la Serpiente no mentía, comer del Árbol sólo daba inteligencia y discernimiento, no provocaba la muerte. Dios había mentido. Es más, una vez que se da cuenta de que ellos ya son "dioses" o sea, son inteligentes ("ha llegado a ser como uno de nosotros") y que pueden cambiar el mundo, pueden crear, decide expulsarlos: "no sea que coman del Árbol de la Vida, y vivan para siempre".
Por tanto la Serpiente tenía razón. Fue la mala fe de Yahveh lo que frustró la sabia elección de Eva.
Pero aunque hubiesen consultado a los ángeles buenos y les hubiesen dicho que no comieran; siempre debemos preguntar al "sabio": POR QUÉ.
Esa es la clave, no basta con que alguien nos diga que es más sabio que nosotros, debe alegar razones.
Y ese ángel bueno habría dicho:
"No comáis del Árbol, porque seréis libres y sabios, y eso no le gustará a Yahveh, y os expulsará del Paraíso".
Ante semejante respuesta yo habría comido de la manzana sin dudarlo.
A partir de ahí, expulsar al hombre del Paraíso habría sido un caso de venganza, no de justicia.
Un saludo.
Esto me recuerda un apotegma que era muy del gusto del cura de Ars.
Abba Macario, volviendo un día del pantano a su celda llevando hojas de palmera, encontró en el camino al diablo. Este intentó pegarle en vano. Entonces le dijo: "¿Qué fuerza sale de ti, Macario, que yo me siento impotente contra ti? Todo lo que tú haces, yo también lo hago; tú ayunas, yo también; tú pasas la noche en vela, yo no duermo nunca; tú sólo me ganas en una cosa". Abba Macario preguntó cuál. Él dijo: "En tu humildad. Por su causa yo no puedo nada contra tí".
[Sobre la mentira, compárese Gn 2,16s con 3,1-5. Y sobre lo de morir véase el final de 5,5.
Para una buena exégesis es recomendable tener en cuenta las figuras retóricas, incluida la ironía]
Llego algo tarde, y quizás ya el comentario tenga, a juzgar por la naturaleza de los comentarios hechos por quienes me han precedido, menos interés, pero no me quedo sin hacerlo: La dirección de almas, ¿no está muy desacreditada entre los católicos? No me estoy refiriendo a lo catequético, sino al deseo de interiorizar mejor aquello en lo que creemos.
Gracias por el consejo, Alfonso.
Nunca es tarde. Sí, así es y desgraciadamente solemos tener también una idea muy conformista de la vida de fe. En términos futbolísticos, por lo general jugamos a no perder.
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