jueves, 4 de diciembre de 2008

La Cruz de las aulas III

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Los hechos tienen relevancia especial cuando los problemas que en ellos convergen afectan a un amplio espectro de asuntos, en este caso, sociales. Porque lo de las cruces en las aulas no es una cuestión de beatos. En este caso, como en otros semejantes, la respuesta que damos a ellos van conformando el tipo de convivencia que queremos tener. Cuando la contestación es indiscernida de forma reiterada, la sociedad que se va moldeando se aproxima peligrosamente a la turba.

Quizás una de las cuestiones más decisivas, y no está ausente de nuestro hecho, es la relación entre la sociedad y el Estado; por tanto, el lugar del individuo también. Siendo como somos seres políticos -en el sentido de relativo o referente a la polis-, ciudadanos, sociales, si se nos desnuda de un ámbito propio, como es el social, es como si se nos dejara sin atmósfera en el espacio exterior; solos, sumidos en la masa, ante el Estado. 

¿Qué papel tiene la sociedad en los colegios públicos? ¿El Estado posibilita el que los padres tengan un lugar para la educación de sus hijos o asume también el papel de educador? En el centro vallisoletano, el consejo escolar fue el que decidió que se pusiera la cruz en las aulas con una determinada motivación, sobre la que habrá que reflexionar otro día. ¿Qué valor tienen sus decisiones? ¿Era lo acordado algo ilegal o inmoral? ¿Son ilegales o inmorales determinadas cosas en el espacio público? Tengamos en cuenta que un colegio no es un juzgado ni un ayuntamiento ni un parlamento ni una sede ministerial. Estos últimos sí son propiamente espacios de órganos estatales. No hay que confundir público con estatal; aunque todo lo estatal es público, no todo lo público es estatal.

Una de las cosas sobre las que más se habla en temas de educación es de su papel socializador. A los que suelen tener opiniones minoritarias en muchos temas -esto les suele pasar a los que tienen la funesta manía de pensar por sí mismos-, la socialización supone aprender a vivir pacíficamente en minoría, sin formar un gueto, con personalidad suficiente como para no camuflarse o adaptarse al entorno para que lo toleren. La socialización debería suponer personalizar y no masificar y, para ello, no es necesario crear un ambiente que no sea reflejo de la sociedad.

Pero además de la concepción del espacio público y la socialización, hay otras cuestiones en juego que afectan a más aspectos de nuestra vida social. El respeto a los derechos de las minorías no puede suponer la castración de la mayoría; ésta no es culpable de serlo, no tiene que agradecer que la minoría la deje seguir viviendo. ¿Es ese colegio ahora un reflejo de la sociedad o es el sello de un Estado neutral que gusta de formar abejas obreras neutras? ¿Habrá que censurar las opiniones "ofensivas" de la mayoría sobre temas de religión o sobre cualquier otro en los recreos?

La política, la educación y la religión no se pueden delegar, se tienen que ejercer personalmente. Aunque haya políticos profesionales, todos somos políticos y la res-pública debe ser objeto de nuestra atención. Aunque haya profesores y colegios, todos somos maestros, especialmente los padres, y la educación debe ser objeto de nuestra atención y no de nuestra simple delegación, algunas veces hasta solamente tácita. Aunque haya sacerdotes, la religación con Dios es algo personal. Si la estatalización es, en este sentido, la gran amenaza para política y educación, la clericalización lo es para la religión.

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[Nota para los contertulios de este blog: aunque hay que continuar con este tema, como quiera que estamos en Adviento, estoy pensando si ir entreverando una serie comentando los textos bíblicos del Mesías de Händel]

3 comentarios:

MJ dijo...

Qué papel tiene la sociedad en los colegios públicos? ¿El Estado posibilita el que los padres tengan un lugar para la educación de sus hijos o asume también el papel de educador?

Este es un tema preocupante.
En cuanto hay un caso de abuso del niño por parte de unos padres ademas el Estado como entidad sin personificarse en nadie en concreto, no existe..Pero el caso se alza como si fuera el caso general..como si el problema fuese apoderarse de la soberania de los padres, en vez de devolver esa responsabilidad a las comunidades a las personas que seria mayor garantioa para el niño

El problema es Quien es el Estado?

Anónimo dijo...

Su último parrafo no tiene desperdicio. Ese es el quid de la cuestión.
Los padres tenemos la responsabilidad de educar a nuestros hijos y no debemos cruzarnos de brazos y dejar que el estado se crea con derecho de injerencia en este asunto.

¡¡¡Cómo sabe mantener espectantes a los seguidores de su blog!!!

Por favor no nos prive de su comentario sobre los textos del Mesías.

Alfonso Gª. Nuño dijo...

Mrs. Wells, me encantan tus dibujos. [Os invito a todos a verlos en su blog]. Como ningún contertulio se anima a contestar a tu última pregunta, me lanzo yo. Creo que has dado en el clavo, he ahí una de las confusiones más frecuentes. El Estado no es un quién, es un qué, un instrumento al servicio de la sociedad.