martes, 9 de diciembre de 2008

La Cruz de las aulas V

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La entrada anterior de esta serie nos ponía, ante los ojos, que los símbolos tienen un cierto grado de ambigüedad. En el caso de un crucifijo, supongamos, por simplificar, que todo él es de madera, consta de una materia y de la inscripción en una finalidad que le dan los hombres. La madera con las propiedades que esta tiene de suyo, incluida la forma que le ha dado el artesano, con independencia del significado o uso que le queramos dar, son las mismas para todos. Lo que introduce la ambigüedad es que la materia está abierta a que el hombre le imprima una significación, que la inscriba en una determinada finalidad.

Lo original de un crucifijo, la cruz con su crucificado, es ser símbolo religioso del misterio pascual de Jesucristo, por tanto, del cristiano. Pero hemos visto cómo puede ser utilizado para otras simbologías. Para el consejo escolar, el amor entregado; para otros, simboliza lo que hay que apartar de la vista (cf. Is 53, 3).

Pero junto a la materia y a la finalidad que le aplique cada uno y que siempre estará en diálogo, no pocas veces tenso, con la que le den los demás del propio entorno, hay otra cosa en común para todos. Al ser una madera labrada, vemos, aunque no tengamos noción ninguna de lo que pueda significar, que es algo hecho por el hombre. Por ello, aparece ante mí como una interrogación: ¿Qué querrá decir esto? ¿Qué sentido tiene? Al interrogar, abre la posibilidad del diálogo, que puede empezar por ser mono-diálogo, conversación con uno mismo.

Quiera o no quiera, el símbolo empieza por ser signo, señala en una dirección de sentido que invita a ser resuelta. A veces, seguir esa indicación puede llevar a cambiar la vida. Como en el caso, entre otros muchos a lo largo de la Historia, que os voy a contar.

Un japonés, visitando un museo europeo, vio en una vitrina un crucifijo. Mudo, fuera de su contexto, reducido a pieza de arte, como cualquier cosa hecha por el hombre lo interrogó. Y el turista preguntó qué era eso. Le dijeron que el Dios de los cristianos. Si solamente hubiera sido una curiosidad intelectual, probablemente no hubiera llegado mucho más lejos. Pero Dios se puede servir de cualquier cosa para dar perceptibilidad al anhelo de Él que anida en todo hombre. Siguió indagando. Se convirtió, hizo el catecumenado y se bautizó en Ávila, en la pila en que lo fuera Sta. Teresa. Tiempo después profesó como dominico y se ordenó de presbítero.

Esta historia me la contó el sacerdote que lo bautizó. Continuaremos.

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos encanan este tipo de historias, pero ¿son verdaderas? porque nos llegan tan manipuladas, tan decoradas que no son reales.
¿exite algún japonés que no sepa lo que es un crucifijo? y sobre todo uno que está visitando un museo, que ya es una persona con cierta cultura.
Seamos serios. Creo que los cristianos nos falta seriedad, y tal y como están los tiempos, no interesa dar imagen de tontos.
Creo que es bueno tener un poco de de rigor.
Seriedad, que no es falta de humor, es profundidad, y sinceridad.
Que Dios nos la conceda.

Alfonso Gª. Nuño dijo...

El sacerdote que me la contó falleció hace unos meses. Sí, es extraño, pero era el párroco del pueblo de mi padre y, en principio, ¿por qué no le voy a creer? ¿Por qué se lo iba a inventar?
En España, de tradición católica, muchos ignoran cosas de lo más elementales sobre el cristianismo. Ángel Ganivet, hombre culto, confundió en un libro la virginidad de María con su concepción inmaculada.
En lo de ser serio, tienes toda la razón.

Anónimo dijo...

Me parece que no es difícil confundir la Inmaculada Concepción con la virginidad de María, porque el Evangelio que se leyó ayer es el de la anunciación, donde se describe como concibió de forma virginal María a Jesús.
Si, estoy segura que el párroco del que nos hablas no mintió. No se, quizás sea una historia real, hay gente muy despistada por el mundo.
Desde luego la historia es preciosa.
Hasta otro día, bye, bye

Anónimo dijo...

Estoy seguro que más de uno y de dos se han convertido mirando un crucifijo.
Como dice el refrán una imagen vale más que mil palabras y en este caso es una imagen elocuente del acto de amor jamás concebido.

¿Por qué el hombre no soporta recibir el amor gratuito?

MJ dijo...

Hablando de seriedad y de confusiones, ha aparecido (ayer, dia de la Inmaculada)el resultado de una encuesta curiossima en la prensa británica. Se trataba de una encuesta sobre qué porcentaje de la población "creía" EN la concepción de un ser humano en virginidad (o sea lo que llamamos la Encarnación en una Virgen, corrigeme si me equivoco). Se preguntaba ademas si el "creyente " ( o sea, el que respondió "SI") ligaba la creencia a "algo personal". Bueno, en Inglaterra, los creyentes en la posibilidad de un nacimiento de una Virgen son según la encuesta mayor número que el de católicos reconocidos y la mayoría ligaba la creencia a un tema personal.

MJ dijo...

A eso que dices de que el símbolo indica una dirección de sentido..que invita a ser resuelta...se me ocurre que , no es por contradecir, pero creo que "la cruz" como signo pierde pen parte de su "sentido" para muchos cuando la cultura la logra "disimular" y deja de ser un "escándalo" que era lo que fue. Quiero decir: por poner un ejemplo si pusiermos en las iglesias una silla eléctrica, jobar si habría que buscarle sentido a entrar allí. La cruz era la silla eletrica de la época de Jesús, pero no todo reo de muerte es Jesucristo y lo que la hace un signo es que la cruz fue la muerte del Jesucrito Histórico..

Otra cosa que se me ocurre es comparar los signos según las épocas...el otro día se me ocurrió la comparación entre la película de "Jesús de Nazaret" de los 70 con el Baby boom, que es bastante tierna, y la película de Mel Gibson de los 90. la forma de representar el signo es el signo de la época..

Alfonso Gª. Nuño dijo...

La Encarnación hace referencia a que una Persona divina eternamente preexistente, concretamente la segunda de la Trinidad, une a su naturaleza divina la humana. Esta unión de las dos naturalezas tiene lugar en el mismo momento de ser engendrado el hombre en el seno virginal de María por obra del Espíritu Santo.
Los musulmanes creen en una concepción virginal sin Encarnación. Es decir, para ellos, Jesús es solamente un hombre. La diferencia con los demás es que no intervino varón en su concepción.
Para los cristianos, una Persona divina y dos naturalezas, una divina y otra humana, verdadero Dios y verdadero hombre. Para los musulmanes, Jesús es solamente una persona humana con una naturaleza humana.

Alfonso Gª. Nuño dijo...

Mejor y más precisamente explicado todo esto lo podéis encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica nn. 456-478.
Para aclarar o profundizar cualquier cuestión, os lo recomiendo. Aunque supongo que ya lo tenéis presente. Los índices son muy útiles y, si no lo tenéis en casa, lo encontráis en internet: http://www.vatican.va/archive/ESL0022/_INDEX.HTM
Para orar sobre algún punto de él que hayáis consultado, os sugiero que leáis, de seguido, las citas bíblicas que aparezcan y luego hagáis silencio para dejar que hagan eco en vosostros.