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El versículo de Isaías que nos está cantando la contralto termina así: "Y le pondrá por nombre Emmanuel" (Is 7,14); y el libretista traduce: "Dios con nosotros". S. Mateo encuentra que este oráculo se cumple en lo que le está anunciando el ángel a José sobre María y el Niño que lleva en su seno y le encarga que le ponga por nombre Jesús (Mt 1,22s).
Este pasaje del evangelio nos puede decir mucho de cómo nos acercamos a la Escritura. ¿Cómo es posible que se cumpla si Emmanuel no es lo mismo que Jesús? ¿Cómo es posible si uno significa Dios con nosotros y el otro el Señor salva?
El cristianismo no es propiamente religión del libro y menos si la inspiración bíblica se entiende como un dictado. En este versículo del evangelio de S. Mateo encontramos algunas de las claves para entender la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Y también es un escrutinio para que conozcamos si hemos de cambiar o no nuestra forma de escuchar la Palabra.
Literalmente Jesús quiere decir el Señor (Yh) salva y en este nombre está contenida toda la revelación. A ese Niño se le llama de muchas maneras en el AT: "Yo lo llamaré con este nombre: 'El-Señor-nuestra-justicia' " (Jr 23,6); "Es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz" (Is 9,5); etc.
Y en el NT se le llama también: Señor, Yo soy, Hijo de Dios, Hijo del hombre, Hijo de David, Cristo, Cordero de Dios, Santo, Justo, Príncipe, el Profeta, Piedra rechazada por los arquitectos, Juez de vivos y muertos, Redentor, Salvador, Maestro, etc.
Y Jesús se llama a sí mismo de muchas maneras: Luz del mundo, Buen Pastor, Puerta, Camino, Verdad, Vida, Vid Verdadera, Pan de vida, etc. Por eso, María, cuando dice que se haga en ella conforme a la palabra recibida del ángel, está también pidiendo: "danos hoy nuestro pan de cada día". Jesús, el Pan de vida, que es donador de todo pan.
Todos estos nombres se contienen en Jesús y Jesús quiere decir todo esto. Tras su muerte y resurrección, cantaban los primeros crisitanos:
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo, y toda lengua proclame: "Jesucristo es Señor" para gloria de Dios Padre (Flp 2,9ss).
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1 comentario:
Todo esto me hace recordar un libro de Fray Luis de León que lei hace unos años "Los nombres de Cristo".
Aunque lo leí hace tiempo, lo recuerdo precioso, lo disfrute.
Gracias por haberlo traído a mi memoria. Voy a releerlo. Merece la pena.
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