sábado, 24 de enero de 2009

El fin de una excomunión

Aunque se rumoreaba desde hace algunos días, hoy se ha confirmado que han sido revocadas las excomuniones de los obispos conocidos como lefebvristas. Esto es una buena noticia, aunque supongo que para algunos no. Destaco este párrafo del Decreto:
Su Santidad Benedicto XVI – paternalmente sensible al malestar espiritual manifestado por los interesados a causa de la sanción de excomunión, y confiado en el compromiso por ellos expresado en la citada carta respecto a no ahorrar esfuerzo alguno para profundizar en las conversaciones necesarias con las autoridades de la Santa Sede en las cuestiones aún abiertas, de forma que se pueda llegar pronto a un plena y satisfactoria solución del problema originalmente planteado – ha decidido reconsiderar la sanción canónica de los Obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta surgida con la consagración episcopal de estos.  
Antes del comunicado oficial, diferentes personalidades y grupos judíos habían ya dicho que el caso concreto de Mons. Williamson podía empeorar el diálogo interreligioso. La razón son las declaraciones de este prelado sobre la persecución y exterminio de los judíos en la pasada Guerra Mundial.

¿El levantamiento de la excomunión aprueba la negación del holocausto? No. Pero éste seguramente no será el único foco de malentendidos. Otros, dado el carácter tradicionalista de estos obispos, confundirán este hecho con un homenaje o exaltación de determinadas opiniones o posturas y negación o preterición de otras.

La revocación de una excomunión no es un acto de canonización de nadie, es sencillamente que el excomulgado vuelve a tener acceso a los sacramentos en la comunión de la Iglesia, por tanto, vuelve a poder participar en lo que le estaba vedado de la vida de la Iglesia.

Los católicos nos equivocamos, hacemos muchas cosas mal, incluso pecamos. El tener acceso a los sacramentos nos da la posibilidad de acercarnos, por ejemplo, a la confesión para que se nos perdonen los pecados. Si ese obispo cumple con los mínimos de comunión con la Iglesia, ¿por qué no va a poder tener acceso a los sacramentos por muchas burradas que haya podido decir? Con lo cual no prejuzgo si debería o no confesarse por esas declaraciones, si ha dicho una tontería, una inconveniencia, una falsedad histórica, una mentira, etc.

Ahora esperemos que, si es verdad que ha negado o minimizado el holocausto, rectifique. En cualquier caso, demos gracias a Dios por este paso y sigamos rezando por este caso, aún queda camino, y también para que se consume algún día la unidad de todos los cristianos.

3 comentarios:

Alfonso Gª. Nuño dijo...

He releído la entrada y me ha parecido mejorable un párrafo; le he añadido un enlace al canon 1331 del Código de Derecho Canónico y he matizado algo más la redacción.

Anónimo dijo...

Cuatro obispos van a poder participar de nuevo plenamente de la vida de la Iglesia. Es una buena noticia.

Hablaremos de ello, sin saber. Y al hablar, juzgaremos. Opinaremos sobre opiniones de opiniones y leeremos la noticia con el matiz o punto de vista del periodista de turno.

¿Seremos capaces de mirar desde la altura? y rendir el juicio ante el único Juez Justo y Misericordioso?

Alfonso Gª. Nuño dijo...

Aquí está la carta aclaratoria del Papa.
http://www.revistaecclesia.com/index.php?option=com_content&task=view&id=9036&Itemid=1