viernes, 10 de abril de 2020

Jn 19,38-42. Muerto y sepultado





38Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. 39Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. 40Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. 41Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. 42Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.


Hoy, dadas las circunstancias en las que muchísimos están de no poder asistir a los oficios del Viernes Santo, es un día en el que podríamos tener una lectura sosegada de la Pasión del Señor. El Domingo de Ramos se proclama la de alguno de los sinópticos, el Viernes Santo es siempre la del Evangelio de San Juan.

Resultaría demasiado extenso copiarla entera aquí, he elegido el final de lo que se proclama en la liturgia, también lo que para sus contemporáneos fue el final de Jesús y que lo sigue siendo para muchos. Para los creyentes es solamente algo penúltimo. Pero para todos es la sepultura de Jesús.

Tanto en el Nuevo Testamento como en el Credo se nos recuerda  y el creyente proclama que Jesús fue crucificado, muerto y también sepultado. Ciertamente se está afirmando que verdaderamente murió, que no fue algo ficticio, que no fue solamente una apariencia. Pero también con esto se afirma que Jesús corrió la misma suerte de los hombres en cuanto al morir y la que gustarían tener todos los hombres después de fallecer, ser sepultado, que su cadáver sea tratado con la máxima dignidad, respecto y afecto.

Esto tiene mayor peso si consideramos cómo murió Jesús, como un maldito para los judíos y como un reo para los romanos. A pesar de ello, ninguno se opuso a que recibiera una digna sepultura, a  que quienes lo querían le dieran a su cadáver el mejor trato que les fue posible en ese momento.

Lo mejor que en ese momento, por razón de la fiesta, pudieron. Pero pendientes de darle aún mejor trato. De ahí que, cuando ya les fue posible, el primer día de la semana, después del Sábado, las piadosas mujeres «fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado» (Lc 24,1). Para completar lo que faltaba a esa sepultura conforme al modo de proceder de entonces. Pese al amor de los más cercanos, también en esto Jesús quiso acercarse a los últimos, en este caso, a los que les falta algo en su sepultura.

En estos días, muchos cadáveres esperan en las morgues a que se les dé una digna sepultura, están a la espera de ese último acto de reconocimiento de su dignidad. Pendientes, aunque sus seres queridos recen por ellos, de una misa de exequias. Los allegados a la espera de pedir en ella por quien quisieron, de llorar con quienes no pudieron acompañarles por razón de las restricciones sanitarias. Pendiente también la sociedad de hacer duelo por tantos que ya han muerto y van a morir. Y la Iglesia, además del funeral por cada uno, pendiente de uno por todos los hermanos en la fe que están muriendo y asimismo por todos los que no fueron creyente, pues ellos también necesitan de la misericordia divina.

En este Viernes Santo, meditemos la Pasión del Señor y pongamos en manos de quien quiso morir y ser sepultado como nosotros a todos cuantos están muriendo, a todos los que esperan aún ser sepultados.



1 comentario:

RockyMarciano dijo...

"En este Viernes Santos, meditemos la Pasión del Señor y pongamos en manos de quien quiso morir y ser sepultado como nosotros a todos cuantos están muriendo, a todos los que esperan aún ser sepultados".

Me atrevo a sugerir un modo de poner en las manos traspasadas de Cristo Redentor a estos hermanos nuestros: solicitar ya que se celebre una misa por su alma, por ejemplo, en Ayuda a la Iglesia necesitada:
"Los estipendios de Misa son una manera de sostener a los sacerdotes de países pobres. Si a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada, aportas un donativo a un sacerdote para ayudarle a sobrevivir, él, en agradecimiento, celebrará una Misa por tus intenciones".

https://www.ayudaalaiglesianecesitada.org/ofrece-misas/

También me atrevo a traer algo de música. Este Viernes Santo, más que la monumental Pasión según san Juan o la abrumadora Pasión según san Mateo de Bach, parece adecuada una humilde canción que casi podría acompañar a las procesiones del Santo Entierro, tan contenida y solemne es la interpretación. Cristo Redentor sostiene el mundo entero en sus manos traspasadas:

Nina Simone - He's Got The Whole World In His Hands (1959)

Muchas gracias, un abrazo y que Dios lo bendiga, don Alfonso.