sábado, 18 de abril de 2020

VI - Jesús devuelve la esperanza a dos discípulos desanimados. Lc 24,28-32




Llegaron cerca de la aldea adonde iban y Él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».

Mil maneras tiene Jesús para despertar en nosotros lo mejor. Ese sentido de la hospitalidad tan oriental es aprovechado por Él para ser acogido, hace como que se va para que se abran más a Él. Y así, sentados a la mesa, el invitado es el que,  como en la Última Cena, como en la Eucaristía, toma el pan, lo bendice, lo parte y se lo da.

Entonces es cuando finalmente lo reconocieron. Durante todo el camino los hechos los había ido iluminando con las Escrituras, empezando por Moisés y siguiendo por los Profetas, pero es en la fracción del pan cuando se les abren los ojos.

Jesús, con los discípulos de Emaús, ha recorrido toda la historia de salvación, lo mismo que hizo con la humanidad y con el pueblo de Israel. Nunca caminaron solos, siempre Cristo iba con los hombres, con Abraham, Isaac, Jacob,... pero es un camino a ninguna parte si no termina en el misterio pascual del Señor.

Con razón volvían los discípulos desanimados a su pueblo, porque habían hecho un camino que parecía llevar al fracaso, que era una calle cortada. Ahora se llenan de esperanza y gozo porque saben que la historia de salvación se ha cumplido.

Nuestro corazón arde cuando caminamos con Jesús y nos va desentrañando el sentido último de los acontecimientos, pero, si ese camino no se dirigiera a su muerte y su resurrección, sería un absurdo; si no le acompañamos hasta ahí, será una inútil frustración.

Mas nos llena de esperanza saber que Jesús no pasará de largo, si lo invitamos, y nos regalará poder entrar en comunión con su muerte y resurrección.

No hay comentarios: