Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto (Jn 12,24s).Una de las frases de Jesús en el evangelio queda realzada en el momento de la comunión. La Eucaristía es el memorial del misterio pascual, por tanto, al participar en la celebración, por la fe, estamos asistiendo precisamente a lo que nos dice el Señor en esta antífona: a su entrega, a su sacrificio redentor.
Cuando el ministro muestra la Hostia para comulgar, a cada uno de lo comulgantes, es esto lo que le está asegurando Jesús, cuyo Cuerpo está verdadera, real y sustancialmente presente en el pan consagrado. Y, al hacerlo, nos está invitando a beneficiarnos de esos frutos.
Y, precisamente por eso, cuando decimos amén, confesando nuestra fe en que es el cuerpo de Cristo, estamos diciendo que sí a uno de sus frutos y queriendo vivir conforme a él: poder morir con Cristo como un grano de trigo para, con Él, también dar un fruto abundante.
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