viernes, 13 de marzo de 2009

El Mesías de Händel XXXIX

[<-El Mesías de Händel I-]

Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. [...] De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejercito celestial, que alababa a Dios (Lc 2,10s.13).
Esto es lo que continúa cantando la soprano. Algo extraordinario, lo verdaderamente nuevo ha tenido lugar, pero los pastores no lo saben, no lo pueden saber. Nosotros los hombres tampoco; la novedad absoluta de Dios en la historia no podemos descubrirla con nuestro entendimiento.

Estos versículos están llenos de donación, del regalo de la notificación de lo que no podemos alcanzar. Es el ángel del Señor el que se les presenta, los ángeles son quienes se les aparecen y lo hacen de pronto.

No es posible que desde nosotros busquemos la verdad del acontecer de Dios. Por más que lo hiciéramos no la encontraríamos. Es el quien tiene que notificarla; en este caso, por medio de los ángeles. Es Él el que hace presente, en nuestro horizonte, su absoluta novedad. Noticia radicalmente nueva porque no nace dentro de él, radicalmente nueva porque por más que se dilate no la llega a abarcar.

Y es una notificación que tiene lugar de pronto. Acostumbrados a producir y fabricar, acabamos creyendo que todo puede estar en nuestras manos. Pero Dios nunca es un efecto nuestro. Hasta el ponernos a buscarle no nace sin más de nosotros; si lo hacemos, es porque el nos mueve a ellos. Y la noticia de Él es un "de pronto". Por más que me disponga, nunca podré causar el que se me muestre, el que me hable, el que se me de. La Verdad del Amor es un puro don.

2 comentarios:

Giocondo dijo...

Qué razón en eso de que si hacemos algo bien es porque Dios quiere y nos mueve a ello , Él es todo bien que nace en nosotros ... que crece dentro de nosotros y ese bien no es sino para ofrecerlo a los demás

Anónimo dijo...

"Por más que me disponga, nunca podré causar el que se me muestre, el que me hable, el que se me de."

Y a pesar de eso siento la necesidad de estar dispuesto y decirLe de verdad "aquí estoy".