jueves, 19 de marzo de 2009

Una carta muy significativa


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1 comentario:

Anónimo dijo...

"...?¿Y que una y otra vez debamos aprender la prioridad suprema: el amor?".
Todo este asunto me ha recordado la parábola mal llamada del hijo pródigo.
Ninguno de los dos ama a su padre, como tampoco se aman entre ellos. Los dos se consideran siervos, no hijos. "...Ya no merezco ser llamado hijo tuyo" ¿Es que antes lo merecía?
¡Qué solo debe sentirse el padre!

¿Sólo tenemos ojos para ver lo malo de los demás?¿Es así como nos devoramos?