miércoles, 25 de marzo de 2009

IV - Jesús encuentra a su Madre. 1 Corintios 1, 27-31

Lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por Él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención y así, como dice la Escritura, el que se gloríe que se gloríe en el Señor (1Cor 1,27-31).
Camino del Calvario, con los ojos del mundo, Jesús es lo más bajo, lo despreciable, aquello con lo que no se cuenta para realizar los planes mundanos. Dios, por medio de su Hijo, ha elegido lo necio y lo débil para llevar a cabo su designio de salvación. Ese camino del Calvario es el camino de la muerte de la soberbia y de la divinización de los hombres.

Cuando Jesús encuentra a María, ¿qué le muestra? En realidad, más de lo que puede ver el mundo, porque Dios no ha escogido solamente lo despreciable para el mundo, sino que ha elegido lo más contrario a Dios. Cargar con la cruz es más que portar los valores opuestos al mundo, como el fracaso, el dolor o la marginación. Es cargar con el pecado de todos.

La consecuencia del pecado es la mayor contradicción interna a la que el hombre puede llegar, es negarse a uno mismo. Pecar es negar lo más íntimo a mí mismo, es negar a Dios; pecar es rechazar lo que me da el ser; pecar es renunciar al fin auténtico de mi existencia. Y este enorme desgarro lo ha asumido Jesús, Dios y hombre verdadero. Si es grande la herida en quien no es por naturaleza Dios, ¿cómo será en quien sí lo es, en quien la unión de humanidad y divinidad se dan en una sola persona?

Desde esta verdad Jesús sale al encuentro de su madre. Y éste es una nueva elección. Dios vuelve a mirar la humillación de su esclava; ella es también necedad y debilidad para el mundo. Ella no puede llevar la cruz como la lleva su Hijo, pero Él la elige para estar junto a ella (cf. Jn 19,26), Él la elige para que su corazón esté también traspasado por el dolor del pecado, de haber el hombre negado a Dios (cf. Lc 2,35).

Y en la Cruz es donde está la Resurrección, en ella se gloría María. En Cristo es donde somos y en su Cruz ha de gloriarse el discípulo.

4 comentarios:

MJ dijo...

Mediante el amor se ven las cosas como el mundo no las puede ver y supongo que a muchos causara una disonancia cognitiva - un choque en la forma de sentir y pensar- darse cuenta de la mirada de amor de Maria a lo que para ellos no vale ya nada,

Por eso Dios debe ser que Dios elige lo que el mundo rechaza para cambiar el mundo

José Manuel Guerrero C. dijo...

Impresionante cartela, tan impresionante que me ha erizado la piel. A mi este momento del encuentro de Jesús con su santísima madre me produce mucho dolor a la par que mucha misericordia.
El pecado me pesa cada vez más llevarlo. Solo me consuela Cristo. Antes, mi vida era más llevadera, pero menos digna.
Un saludo.

Anónimo dijo...

En ese encuentro, Jesús le muestra a María el misterio de la salvación de los hombres y la elige de nuevo para que participe.

Cada día, Jesús me sale al encuentro camino del Gólgota, me elige... Quiere hacerme su mayor regalo... Es muy grande el atractivo de Jesús, pero a veces, sólo veo el fracaso, la soledad, el dolor... Ayúdame a no huir.

Giocondo dijo...

hay en el Evangelio otros momentos de Jesús con su madre , como cuando ella sale a buscarle con unos familiares , María sale al encuentro de Jesús ahora en al camino de la cruz para volver a conocerlo para reconocer en su figura a su hijo y reconocerlo también como Dios , como cuando dijo He aquí la esclava del Señor ella se pone también a disposición de su Hijo , de su Creador , sale a buscarlo al camino del calvario . Muchas mujeres y hombres hoy salen a ese camino al descubierto a encontrarse con Jesús en el dolor y ha reconocerse en Él