lunes, 25 de mayo de 2009

Más allá de la colmena

En una entrevista al escritor canadiense, Michael O'Brien, al ser preguntado si caminábamos hacia una tiranía disfrazada de libertad, contestaba:
Vamos en esa dirección, pero el resultado aún no es seguro. En buena parte depende del coraje de las Iglesias locales en cada nación, y de la capacidad de la familia y de las asociaciones religiosas para crear un frente unido contra las fuerzas que reducen la libertad en nombre de la Libertad y destruyen vidas humanas en nombre del Humanismo.

La dirección hacia la que nos encaminamos socialmente no parece que ofrezca ninguna duda. Las políticas de ingeniería social, con todos los medios a su alcance, especialmente de propaganda, van limando poco a poco todo lo que sea autentica humanidad, es decir, lo propio del espíritu: religión, libertad, amor a la verdad, etc. Y, a la par, lo van dejando en pura individualidad, eliminando cualquier atisbo de personalidad y auténtica socialidad. De sujeto de la Historia, el hombre está siendo trasladado a ser nada más elemento de la Naturaleza; el proceso de masificación está en marcha y muy avanzado.

Ahora bien, como señala el novelista canadiense, no está dicha la última palabra. Sin embargo, el resultado, aunque va a depender de muchos factores, va a suponer un gran sufrimiento. ¿Se evitará la caída en el termitero humano, aun a costa de mucho esfuerzo? ¿O nos meteremos en un largo túnel oscuro cuya longitud dependerá de lo que hagamos ahora? ¿Tenemos que trabajar por conservar o más bien por ir más allá de lo que ya se nos viene encima? ¿El proceso está lo suficientemente avanzado como para que no sea posible detenerlo? Acaso para muchos esto sea pesimista, aunque visto desde otra perspectiva es signo de optimismo, pero me da la impresión de que no es tiempo de estrategias de conservación, la inercia creo que ya es muy fuerte, aunque haya también que ganar tiempo. Creo que habría que trabajar para superar, no para evitar, lo que se avecina y ya, en buena medida, está aquí.

En cualquier caso, de una o de otra forma, tiene razón M. O'Brien, todo va a depender mucho de lo que hagan algunos de los actores del drama, principalmente familias e Iglesias locales. Y, claro, es evidente que para poder actuar, quien haya de hacerlo no solamente ha de ser consciente de su misión y aceptarla, es necesario que el sujeto esté capacitado para llevar a cabo la tarea. Y mirando la Iglesia en España, no hay por menos que decir que se encuentra, con todos los signos de esperanza que en ella se dan, en una situación de mucha debilidad. En mayor o menor medida, así está un gran número de diócesis en el mundo. La primera labor se me antoja que debe ser la de definición y fortaleza interna, de lo que se beneficiarán, sin duda, las familias.

¿Y cómo hacerlo? De eso ya hemos dicho algo y habrá que seguir diciendo.

1 comentario:

zaqueo dijo...

Magnífica entrevista:
Destaco este parrafo que describe el medio-ambiente en el que vivimos.

"En ese entorno psicológico-espiritual, la persona «normal» tiene grandes dificultades para comprender la realidad del mundo que le rodea. En tiempos complejos y de máxima tensión, es más cómodo vivir negando los hechos. Es más cómodo no luchar. Es entonces cuando se nos programa para ceder cada vez más ante el espíritu del mal."

Espero que este libro nos ayude a despertar y a aprender que debemos luchar en primera línea.
Todos somos responsables.