miércoles, 6 de mayo de 2009

El Mesías de Händel XLIX


La soprano hace, nos hace, un llamamiento a los cansados y agobiados. ¿Pero de qué? Porque los hombres nos cansamos y agobiamos por muchas cosas. Pero todas esas fatigas tienen de fondo una común, la insatisfacción sobre la propia existencia.

El hombre es alguien que nace por hacer, por hacerse. No simplemente porque se tenga que desarrollar fisiológicamente como cualquier otro animal, sino porque tiene que darse una personalidad, tiene que moldearse a sí mismo.

Este hacernos lo llevamos a cabo obrando con todo lo que nos rodea. Pero toda nuestra actuación está inscrita en un sentido último que, aunque nos viene ofrecido, aunque sea el deseo más íntimo de nuestro interior, no nos viene dado y tenemos que elegirlo.

Esta finalidad última colorea toda nuestra existencia. Nuestros cansancios tienen un sabor distinto según sea el "hacia" que hayamos elegido, y nuestras decisiones las tomamos a partir de él.

Pero el fin último de todo que elijamos no es indiferente. Por eso los hombres tenemos una fatiga añadida. Hemos sido creados para Dios y mientras no lo elegimos a Él como nuestro sentido último, nuestra vida está insatisfecha y corremos desesperadamente detrás de algo que apague la sed de divinización que hay en nosotros. Pero, en vez de aliviarla, no solamente no la distraemos, sino que la insatisfacción se añade a la necesidad de divinidad.

Continuaremos.

2 comentarios:

MJ dijo...

Me gusta la flor..cómo puede una cosa tan efmera y delicada estar tan bien definida en todos los detalles, cada pétalo arroja su sombrita, hace traspasar la luz..Bueno asi debemos ser los humanos con las pequeñas decisiones de la vida...
Hoy intuí que debía tomar una decisión un poco rara, no la tomé (por ser tan rara) el resultado me muestra que quiza debí haberla tomado...Ahora nunca sabré que habría pasado entonces...
Ese es el tipo de agobio mío..tienes razon, si un piensa que está en manos de Dios..quizá no quepa agobio de este tipo..no sé

Alfonso Gª. Nuño dijo...

Querida Mrs. Wells, no sé de qué trataba la decisión, pero de nada sirve darle vueltas a qué habría pasado si... Mira hacia adelante. Si has cometido un error, intenta rectificar en la medida de lo posible, pero no pierdas el tiempo con los ex-futuros. Si de nuestros pecados se sirve Dios para nuestro bien, los errores y las equivocaciones no son impedimento para favorecernos a través de ellos. Vive en la confianza de que estás en sus manos y que en ellas hasta de los yerros salen ganancias.