Continuamos glosando (Lc 2,9s.13) lo que nos canta la soprano.
La noticia que reciben los pastores, lo mismo que en el caso del Resucitado, no es para un conocimiento individual, la alegría lo es para todo el pueblo. Dios se da a todos y, al hacerlo, posibilita que nosotros nos demos a los demás. Porque la vida divina que nos trasmite no es anulación de nuestra condición humana. Es vida divina, pero nuestra vida sigue siendo humana. Y yo, todos nosotros, somos con otros.
"Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor" (Lc 2,10). Ésta es la noticia. Se trata de un acontecimiento histórico, aunque desborda la mera historia humana. Algo ha acontecido en un tiempo y un lugar determinados. Algo que está en la linea causal propia del ámbito de la Historia. Pero es más que Historia.
Lo mismo que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, su acontecer en la Historia la desborda, porque es verdadera historia humana, pero también es acontecer divino. Además de la funcionalidad propia del ámbito de la historia, está también el obrar divino. Y otro tanto cabe decir de la Resurrección; hay un acontecer histórico y, por ello, es verdadera Historia, pero es más, sin dejar de ser historia humana, porque acontece el misterio divino.
Y parco de palabra el ángel, en preñada frase, nos da noticia de todo. Lo que ha acontecido es un nacimiento. Pero quien ha nacido es el Señor. Con esta palabra los piadosos judíos, por respeto, evitaban pronunciar el Santo Nombre revelado a Moisés en el episodio de la zarza ardiente. Es decir, quien ha nacido es Dios. Quien ha nacido tiene una misión, una encomienda, ser el Mesías. Es historia enraizada en un largo pasado; en esa función culminará una larga cadena de promesas. Y para mí, para cada uno, es Salvador. Jesús no se ha encarnado para un hombre en abstracto, sino para cada hombre concreto. Y cada hombre, fuera del Paraíso, es pecador y el acontecimiento lo es en una historia marcada por el pecado.
La noticia lo es sólo del nacimiento. Tras la Resurrección, la noticia es que se ha cumplido ya.
"Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor" (Lc 2,10). Ésta es la noticia. Se trata de un acontecimiento histórico, aunque desborda la mera historia humana. Algo ha acontecido en un tiempo y un lugar determinados. Algo que está en la linea causal propia del ámbito de la Historia. Pero es más que Historia.
Lo mismo que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, su acontecer en la Historia la desborda, porque es verdadera historia humana, pero también es acontecer divino. Además de la funcionalidad propia del ámbito de la historia, está también el obrar divino. Y otro tanto cabe decir de la Resurrección; hay un acontecer histórico y, por ello, es verdadera Historia, pero es más, sin dejar de ser historia humana, porque acontece el misterio divino.
Y parco de palabra el ángel, en preñada frase, nos da noticia de todo. Lo que ha acontecido es un nacimiento. Pero quien ha nacido es el Señor. Con esta palabra los piadosos judíos, por respeto, evitaban pronunciar el Santo Nombre revelado a Moisés en el episodio de la zarza ardiente. Es decir, quien ha nacido es Dios. Quien ha nacido tiene una misión, una encomienda, ser el Mesías. Es historia enraizada en un largo pasado; en esa función culminará una larga cadena de promesas. Y para mí, para cada uno, es Salvador. Jesús no se ha encarnado para un hombre en abstracto, sino para cada hombre concreto. Y cada hombre, fuera del Paraíso, es pecador y el acontecimiento lo es en una historia marcada por el pecado.
La noticia lo es sólo del nacimiento. Tras la Resurrección, la noticia es que se ha cumplido ya.
[Continuaremos]
1 comentario:
"... Tras la Resurrección, la noticia es que se ha cumplido ya".
Esa es nuestra esperanza y esa la causa de nuestra alegría.
De ahí brota el Aleluya.
Que Dios le bendiga.
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