Ninguna prueba os ha caído encima que sobrepase lo humano; fiel es Dios, y no permitirá Él que la prueba supere vuestras fuerzas. No; para que sea posible resistir, con la prueba dará también la salida (1Cor 10,13).Una tercera caída que podemos entenderla también remitiéndola a una tentación. La tercera que sufre Jesús en el desierto guarda en común con las otras dos hacer la vida de espalda a Dios, pero varía en cuanto a los medios. En esta tentación, no se trata de usar el propio poder o el poder del mal, sino intentar instrumentalizar a Dios.
La trampa consiste en intentar usar la fidelidad de Dios a sus palabras, que es la fidelidad a sí mismo. Cuántas veces intentamos convertir a Dios en un cómplice de nuestros planes, cuántas veces en vez de ponernos a su servicio intentamos servirnos de Él.
Un síntoma claro de esto es cuando le reprochamos algo. Si hay una adversidad que arruina nuestros proyectos y nos volvemos contra Dios, señal es de que lo considerábamos como un aliado que tenía que servirnos para sacar adelante lo que no podíamos nosotros solos.
Pero claro, nuestros planes. Los cuales, por muy buenos que nos parezcan, no tienen que ser necesariamente de Dios. Cuántas veces hacemos un plan para que Dios lo siga, en vez de estar abiertos al que el nos vaya mostrando.
Esta visión de Dios es la que subyace, no pocas veces, a algunos argumentos del ateísmo. Detrás del reproche del mal en el mundo, suele estar bastantes veces la idea de un Dios que dirigiera la historia conforme a lo que yo pienso y como yo pienso, es decir, al servicio de mi idea de las cosas. Si las cosas no son así, será que Dios no existe. Aunque esto lo único que demostraría es que Dios no es esa idea que me hago de Él.
Jesús venció esa tentación y nos da el poder para hacerlo nosotros y para levantarnos cuando caigamos en ella: "No tentarás al Señor tu Dios" (Dt 6,16). Dejemos a Dios ser Dios.
2 comentarios:
"Si quieres hacer reir a Dios, cuéntale tus planes" así empieza la película Bella.
No se trata de no hacer planes, sino de que esos planes no me posean a mí.
Si la adversidad me sirve para volver la mirada hacia Jesús, ¿cómo podré no dar gracias?
Aunque haya dolor siempre es mayor el regalo inesperado.
Es una imagen preciosa que invita a la conversión , porque Jesús desde el suelo parece estar mirándonos y expresa con la mirada toda la esperanza de que le reconozcamos y también su amor, hasta un ateo puede sentir la mirada de Jesús con la cruz acuesta y reconocerle en su interior sin mucho esfuerzo .
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